La derrota en Gijón elevó la tensión en la caseta
La balsa de aceite que era el Oviedo en sus entrañas vivió una sacudida importante dentro de los vestuarios de El Molinón. El cuerpo técnico del conjunto azul cargó con dureza contra los jugadores y aunque de puertas a fuera se mantuvieron las apariencias de tranquilidad, la realidad dentro de la caseta fue muy distinta.
Carlos Granero y su equipo de trabajo se ha distinguido desde su llegada al club azul por realizar una férrea defensa de sus futbolistas. El técnico lo hizo en la recta final de la pasada temporada, incluso en los peores momentos. Su descontento con la composición de aquella plantilla quedó claro cuando se comunicaron las bajas el pasado verano y en la presente campaña, el discurso de defensa a los jugadores volvió a ser uno de los argumentos claves de los técnicos.
Incluso en los peores partidos del equipo y con las derrotas más dolorosas, como ante el Coruxo o el Racing de Santander, Granero sacó la cara por su plantilla y cargó con la responsabilidad de los resultados, como no puede ser de otra manera en un técnico.
Ante el Sporting B, todos los componentes del cuerpo técnico se sintieron defraudados con la respuesta del equipo. El mensaje de los días previos pasó por explicar que el choque ante el Sporting B, unido a la buena imagen ofrecida ante el Ferrol, podía ser el punto clave para lograr la comunión perfecta entre equipo y afición. La falta de intensidad en el primer tiempo y el desenlace final del partido provocó momentos muy tensos dentro del vestuario.
Los técnicos ya mostraron su malestar con los futbolistas en el tiempo de descanso, pero todo subió de intensidad con el pitido final. La bronca dentro de la caseta fue de las que se vieron pocas veces en la presente temporada y debería servir de reflexión para una plantilla que no supo dar la medida que se esperaba de ella en una cita muy relevante para el equipo y para sus aficionados.
hoy, no hubo charla en los prolegómenos del entrenamiento y el encuentro habitual para analizar el último partido se aplazó para mañana. Uno de los motivos fue la ausencia de Carmelo del Pozo que, por motivos personales, tuvo que desplazarse fuera de Asturias, y la intención es que participen en esa charla todos los miembros del cuerpo técnico. La puesta en común de las cosas puede ayudar a solventar los problemas que se han creado con el último encuentro.
Se les tenía que caer la cara de vergüenza a todos, entrenador y jugadora. Son un equipo roto que no quisieron jugar al fútbol en gijon